miércoles, 31 de diciembre de 2014

El letrero


Para el presidente Monago todo se soluciona con un letrero: "Extremadura, capital cultural". Resulta hasta gracioso. Su gobierno se gasta 72.127 euros en una hora de música y trata de rentabilizarlo como si fuera la inversión de todo un año en la cultura de la región. Y no se les cae la cara de vergüenza. Ni a ellos ni a los 700 mitómanos (más que aficionados) que presenciaron anoche la actuación del cineasta. Como ya sabemos, si descontamos las invitaciones del protocolo institucional, cajas de ahorros y demás, descubriremos que el público "corriente" no alcanza ni para la mitad del aforo. Muchos más, en todo caso, que los que acudirían a presenciar un concierto de jazz si el clarinetista no fuera Woody Allen. Y eso, siendo generosos. Ahora bien, lo que palidece ante la desfachatez de este gobierno es conocer a fondo el estado de desatención en que ha quedado la cultura extremeña gracias a medidas oportunistas, publicitarias y vacías de efectividad, más allá de estimular el comercio y la hostelería con el presupuesto de Cultura. Podría poner muchos ejemplos, pero elegiré sólo uno. Hasta 2011, fecha en que llegó Monago al poder, Extremadura contaba con un Voluntariado Lector auspiciado por el Plan de Fomento de la Lectura que recorría toda la región formando a cerca de 70 lectoras y lectores voluntarios que acudieron durante dos años a leer a personas con discapacidad. El coste total del programa, gestionado por la Asociación de Gestores Culturales era irrisorio pero efectivo: 18.000 euros anuales. Nada más llegar Monago al poder se retiraron las ayudas a este programa, como a tantos otros. Podría seguir, pero es suficiente. Ahora pretenden vendernos que Extremadura es capital de algo que ni ellos mismos saben qué es. Confunden cultura con comercio, naturaleza con turismo, teatro con televisión,  premios con "inversión". No les importa la cultura de base. Nunca les ha importado. Sólo venden aire, palabras vacías, elitismo y famoseo. Se hace necesario un cambio que nos permita, por lo menos, tener lo que ya teníamos. Hoy más que nunca hacen falta bibliotecas públicas bien formadas y atendidas, una red de teatro activa, dotación de fondos públicos para el cine y la música extremeña, políticas de igualdad, ayudas públicas para quienes más lo necesitan. Pero de esto seguro que el señor Woody Allen, y otros artistas como Loquillo, Robe Iniesta o Pablo Alborán no están al tanto.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Disyuntiva

Observa a los demás y sólo encontrarás semejanzas contigo.
Mira dentro de ti y te precipitarás a lo desconocido.

Ley de punto y seguido

Como tantas otras garantías heredadas de la ancha y maltrecha tradición judeocristiana, el perdón es un acto de contrición y arrepentimiento que busca la "gracia" del ofendido y la anulación del correspondiente castigo. Es decir, el perdón en la cultura cristiana suspende la aplicación de la justicia, implorando del agraviado la renuncia a la venganza por el daño sufrido. Naturalmente, más allá del ámbito personal, el perdón carece de efectividad jurídica dado que no sirve para reparar ningún mal. Como estamos comprobando estos días, en la arena política el acto de pretendida humildad que empuja a un dirigente a pedir perdón públicamente al conjunto de la ciudadanía conlleva implícita la renuncia a asumir medidas reparadoras del agravio causado. Estamos, por tanto, ante una tergiversación más del principio cristiano que conlleva la enmienda de la ofensa y el arrepentimiento sincero por el daño provocado. No sólo resulta inadecuado que un servidor público reclame el "perdón general" (y por tanto neutro, abstracto, indirecto) de la población sino que ésta -la ciudadanía- no tiene potestad para aceptar dicho perdón, pues al no ser directo, de persona a persona, no busca reparar ningún daño -y menos aún restablecer la justicia ante los millones de ofendidos- sino, al contrario, suspender el castigo, aplicar la excepción en la ejecución de toda justicia. Una actitud, ya se ve, estrictamente dogmática, al tiempo que un nuevo alarde de fariseísmo galopante, muy propio de quienes acostumbran a hacer justo lo contrario de aquello que promulgan.


sábado, 4 de octubre de 2014

El gran teatro del mundo



No olvides que es comedia nuestra vida
y teatro de farsa el mundo todo
que muda el aparato por instantes
y que todos en él somos farsantes;

Pedro Calderón de la Barca


Llega un momento en la vida en que el sórdido teatro del mundo pone ante nuestros ojos su más retorcida burla, ésa grotesca pirueta que convierte al villano corrupto en ciudadano del año, al marica acobardado en marido ejemplar, al maltratador sin escrúpulos en figura del orden, al corruptor de menores en amigo de los niños, al pasante de cocaína en director del coro sacro. La vida se encarga, con dudosa elegancia, de mostrarnos cuan fútiles llegan a ser las esperanzas de un cambio verdadero en el corazón de estas personas. Abismo y penumbra, infierno y purgatorio dentro de ellas, tormento de la máscara que nunca cae de sus rostros, tan fuertemente sellada por la necesidad de atención como por el vicio de sostener la triste opereta hueca de sus vidas. A mayor alarde de virtud más fiero engaño. En esta amarga comedia de la existencia humana–pues conocemos de antemano su final- las cartas están marcadas y el tablero es la calle, la plaza, la iglesia, el prostíbulo. Por más que cambie el decorado, el argumento siempre es el mismo: rara vez se reconoce al bueno, al limpio, al honrado. Fácilmente hará de su miseria beneficio el turbio, peste de su negra bilis el envidioso, fortuna de su despotismo el tirano. Y todos ellos son aplaudidos por la masa inane, plebe que a la vez eleva y escupe, condena y envidia el traje nuevo del emperador que desnudo se pavonea ante el gentío. Podemos verlo en medio del corro, cortejado por las putas más hermosas, bendecido por la gracia del santo o elevado a ejemplo para estímulo de generaciones venideras. Por suerte, el futuro no llega nunca y en el eterno presente del circo, sobre la arena donde desfilan las fieras y lanzan sus tortas los payasos, hasta los niños saben de qué pie cojea cada uno. Ríe desencajado el público a la espera de la fatal caída, será el momento de abalanzarse sobre reyes, héroes, figurines, amos, mandamases y donnadies. Mientras tanto ahí siguen, sonrientes y erguidos, oscuros y ruidosos. Acaso nadie los señala porque teme a su vez ser descubierto y así, de silencio en silencio, de bendición en blasfemia, se perpetúa la comedia humana, distracción de peregrinos en la Nada absoluta. Fijaos bien: donde vemos caridad hay opulencia disfrazada, donde encontramos camaradería hay adulación interesada, donde comparece el servidor público hay un cacique impaciente, donde esperábamos al amigo hay un traidor sin conciencia. Gira y gira sobre sí mismo el gran teatro del mundo, tiende sus redes el gris esperpento del hombre que es lobo para el hombre y al que solo aguarda la piedad de la piedra y el polvo. Hoy como ayer, mañana como hoy, y siempre igual. A cada segundo se levanta el absurdo telón para caer de nuevo. Y siempre la función es la misma: vanitas vanitatis. Sólo el público y los actores muda.

viernes, 26 de septiembre de 2014

La verdad es concreta


Es frecuente escuchar argumentos que sostienen que no existe una sola verdad sino muchas verdades o, más exactamente, la verdad que cada cual quiere ver. Este relativismo confuso y utilitario encubre una total falta de compromiso por parte de quienes así se manifiestan, siquiera en la búsqueda de esa verdad particular y exclusiva que, al parecer, todos acuñamos según nos interesa. En realidad, al hablar de "mi verdad, tu verdad" se está renunciando al esfuerzo sincero por hallar una solución que puede no complacernos, no ser de nuestro gusto. De ahí que elijamos el dudoso consuelo de lo conocido frente a lo desconocido. Es indudable que la verdad a menudo estropea una frase ingeniosa, combate tópicos, derriba prejuicios y, sobre todo, requiere una atención constante, de ahí que tantas veces nos resulte molesta. Mejor nos conformamos con la verdad doméstica que nos han fabricado a la medida de nuestras necesidades sin consultarnos siquiera. Lagunas del sentido común donde lo mismo da hablar de religión que de trascendencia, de ideologías que de justicia, de medioambiente que de supervivencia, pues todo es relativo y depende "del cristal con que se mira". El relativismo es el cáncer de la inteligencia, esa dádiva fatigosa que, tal como pedía Juan Ramón, puede ofrecernos el nombre exacto de las cosas. Así la defendió y persiguió toda su vida el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht. En uno de los pilares que sostenía el cuarto donde trabajaba, escribió: "La verdad es concreta". Al lado, junto a la ventana, un burrito de madera tenía colgado un letrero donde el poeta había escrito: "También yo debo entender". Pocos meses después los nazis invadieron la casa destruyendo la habitación, el pilar y el burrito. Todo lo arrasaron menos la memoria, la razón y la verdad, que hoy siguen intactas como el primer día.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Pedagogía

Tu cabeza está llena de bicicletas blancas
Pablo Guerrero


Esta mañana, al finalizar el recorrido del Día de la Bicicleta, se han rifado algunos regalos entre los participantes. Micrófono en mano, el tozudo animador iba presentando los premios al tiempo que una niña, la mano inocente indispensable en cualquier evento público, extraía las papeletas con los números. Cada vez que el regalo era un Ipod, unos altavoces o un equipo de sonido, el animador lo presentaba como un regalo "para los niños", mientras que cuando se trataba de una bicicleta blanca o rosa el regalo era "para las niñas". Y ahí me veía yo con mi bicicleta blanca, mi casco fucsia y mi botella de agua color violeta. Es la incesante pedagogía del patriarcado, que establece sus roles y ahuyenta la libertad individual. Adoctrinados sin saberlo, los agraciados y las agraciadas recogían sus premios.




Una vez más

¿Para qué sirve la poesía? ¿Qué utilidad pueden tener unos versos en esta época de disfraces y emperadores? Una vez más es la poesía quien acude en mi ayuda:


CONTRA EL TIRANO

Escribió un libro entero contra el tirano.
Quinientas páginas de epigramas hirientes y prosa ácida,
Inflamada por el más noble afán de justicia.

Documentó sus crímenes atroces,
Su poder tenebroso, su corrupción
Y el final desamparo de todo autócrata.

Esperó la condena a muerte,
La tortura, la cárcel o el destierro.
Pero al tirano le fascinó la invectiva.
Nada la agradó tanto como el revés de la trama.
Leyó bajo tanto odio la admiración,
En el tono indignado la voz de un cómplice.

Y lo nombró su secretario perpetuo
Y el redactor de sus edictos monstruosos.

José Emilio Pacheco, Como la lluvia, (2009)

Abrazo en la sombra

Bajo las sombras del día tu piel yace cubierta por la sal del verano. Alejado de todos, buscas al amigo que dispute al tiempo unas horas de vibrante armonía. Cuando por fin lo encuentras, lo reconoces de inmediato:

“Guárdate –me dijiste- de los que nunca se cansan y abusan de las explicaciones. Son capaces de disecar una flor para deconstruir su perfume, de explicarle a un enamorado que los besos transmiten infecciones. Capaces de condenarte por una metáfora y por dejar que la imaginación sea libre. Para ellos, la belleza es un insulto, la verdadera poesía cívica ha de ser fea, y esa ausencia tuya de ahora tal vez les prive… ¡de razones para vivir!”

De repente calla el amigo a tu lado y cierras el libro donde aún centellean sus palabras. Desde la contraportada te abraza la solidaria cadencia de su nombre:
“Mahmud Darwix, nacido el 13 de marzo de 1941 en Birwa, aldea cercana a Acre, en la Palestina del mandato británico. (…) Considerado un referente fundamental en la poesía árabe del siglo XX, es el poeta árabe más leído y traducido…”. No te fíes de las solapas -te susurra, cómplice- es fácil exagerar. Sonríes. Vas a decirle que no, que en su caso está más que justificado... pero caes en la cuenta de que estás solo, completamente solo y perdido como una piel cubierta por la sal del verano. Vuelves la mirada al libro: “Falleció en Houston (EEUU) el 9 de agosto de 2008”.


Puestos por la vida

Leyendo esta noticia me ha dado por pensar en lo "muy puestos" que vamos todos a diario. Quien más y quien menos atraviesa una depresión (con sus dosis de ansiolíticos), padece algún trastorno (con sus lecturas de autoyuda), sufre por el medioambiente (con sus berreas nocturnas) o directamente pasa hambre (aquí chitón). Luego están las fobias: a los toros, a los espacios cerrados o abiertos, a los concejales de cultura... y las adicciones: melómanos, reggettoneros, cantantes de karaoke y tunos. Por no hablar de las nuevas adicciones: gente wasapeando mientras camina (y al revés), púberes sin más consuelo que una videoconsola, abueletes enganchados a la canción del verano... Todos y todas, sin excepción, vamos "puestos" por la vida, prendidos de alguna dependencia. 

Y de repente he sentido una dulce nostalgia del borracho, del yonqui, del pirao... y sus graves trastornos fiablemente descritos. 

Siglo XXI

Almacenar más música de la que podremos escuchar nunca y más libros de los que leeremos jamás. Esta es nuestra condena en el siglo de la abundancia: a la ignorancia por el exceso.

Lección de ciudadanía

¿Qué es eso de la "ciudadanía"? Aprendamos la lección que nos da esta niña de diez años de edad. Guarden silencio las mentes adultas.


Si tú eres yo...

Si tú eres yo y yo soy tú, oh
compañero, tenemos una cita aplazada
con la mitología. ¿Qué camino tomamos?
Dijiste: El camino es nuestro modo de hablar del mañana.
Te dije: el viaje ya ha empezado.
Dijiste: ¿Cuántas veces me dirás el viaje ya ha empezado?
Dije: Ningún mañana permanece en su estado.
Dijiste: pero es que el mañana aún no es.
Dije: Pasó, en algún momento, junto a nosotros, y nosotros junto a él, sin darnos cuenta.
Dijiste: ¿Cuántas veces me dirás: El viaje ya ha empezado?
Dije: en tanto el poema esté incompleto.


Mahmud Darwix, En presencia de la ausencia (Pre-textos)

domingo, 27 de julio de 2014

La palabra y su silencio


Trujillo acogió el pasado mes de junio el IV Festival Internacional Ciudad de Trujillo. Como rezaba el lema, “La Música y la Palabra de España y América” tomaron diversos enclaves de la ciudad para desarrollar, durante diez días, conciertos, recitales, conferencias y actuaciones varias. Una loable iniciativa que viene a refrendar la buena disposición que brinda nuestra localidad a esta clase de eventos. Otra cosa bien distinta es el público trujillano, la sufrida ciudadanía autóctona que ve cómo de espaldas a sus necesidades prioritarias se programan actividades de corte elitista en una localidad que arrastra, con penosa terquedad, la carencia espantosa de una Casa de Cultura propia. Si cualquier municipio que se precie exhibe con orgullo la “casa de todos” que representan estos centros culturales abiertos a todas las manifestaciones creativas, artísticas y sociales de la comunidad, lo cierto es que los trujillanos no podemos hacer lo mismo. No tenemos Casa de Cultura pero sí Festivales Internacionales, Ferias Internacionales y Fiestas Internacionales, todo es internacional en Trujillo menos lo propio, que sigue siendo localista, barato y, a menudo, feo. 

Es el caso de nuestro Teatro Gabriel y Galán. El mismo edificio que otrora fuera -a juzgar por las crónicas, las fotografías y el testimonio de algunos testigos- emblema de la vida cultural y social de nuestra ciudad, es hoy un frígido habitáculo impersonal concebido para dejar escapar el calor en invierno y retenerlo en verano, merced a su techumbre de uralita. Asimismo, la programación que ofrece a sus gélidas y a menudo deshabitadas butacas a lo largo del año no alcanza a situar a Trujillo entre las ciudades destacadas del panorama escénico extremeño. Por más que hayan surgido importantes iniciativas ciudadanas empeñadas en recuperar ese espacio, lo cierto es que el Teatro Gabriel y Galán es hoy un baluarte que ejemplifica el poco interés que la ciudadanía trujillana, reforzada por la desidia política, muestra por sus espacios culturales. Lo mismo podríamos aplicar al Archivo Municipal, que guarda importantísimos documentos de incalculable valor histórico y científico relacionados con la historia de nuestra ciudad, y que sin embargo adolece de las condiciones mínimas exigibles para la óptima conservación, el estudio y la difusión que este valioso patrimonio sin duda merece.

¿Y qué diremos de la Biblioteca Municipal, todavía sin nombre? ¿A qué esperan las autoridades competentes para llevar a cabo la reforma que precisa este centro del saber? Hablamos, desde luego, de una reforma profunda, rigurosa y que no se resolverá -ay- cambiando simplemente su ubicación. La Biblioteca de Trujillo refleja, con penosa terquedad, todo lo que no debe ser una biblioteca. Si hablamos sólo de sus fondos, éstos se encuentran mal catalogados, pésimamente ordenados en las estanterías, parcialmente digitalizados, y lo que es peor: sólo se ofrece al público un porcentaje minúsculo (en torno al 30%, según la “documentada” fuente) de todo lo que constituye el patrimonio bibliográfico trujillano. Así, no debe extrañarnos que el expurgo sin consentimiento de autoridad política alguna haya sido práctica frecuente, como ya denunció el Club de Lectura hace algunos años, cuando encontramos, ante nuestros atónitos ojos, cajas y más cajas de cartón repletas de libros, revistas y álbumes fotográficos, además de donaciones varias, todas ellas apiñadas y listas para ser recogidas por el servicio municipal de limpieza. Mejor será ahorrar a los sufridos lectores la descripción de las innumerables faltas técnicas que presenta la actual biblioteca: baste indicar, como ejemplo, que actualmente la obra narrativa del Nobel Gabriel García Márquez se encuentra confinada en el cuarto trastero, junto a los cubos de la basura y demás utensilios de limpieza. 

Caso aparte merece el trato dispensado por el personal fijo de la Biblioteca al Club de Lectura, iniciativa ciudadana que cumplirá el próximo mes de octubre sus primeros diez años de vida. En efecto, desde 2004 un heterogéneo grupo de vecinos y vecinas de todas las edades venimos reuniéndonos en la Biblioteca cada miércoles para poner en común lo leído previamente en casa y celebrar, de paso, nuestra pasión por los libros y la buena conversación con un cafelito y unas pastas. Así hemos abordado ya 68 títulos y han pasado por nuestro Club más de 60 personas. Que la nuestra fuera desde el inicio una actividad impulsada por la Concejalía de Cultura, no evitó que nuestro colectivo formado por adultos y ancianos fuera expulsado de la Biblioteca por “hablar alto”, es decir, por hacer eso mismo que constituye el eje central de nuestra actividad. Estas increpaciones continúan a día de hoy. 

En base a todo lo expresado, cabe preguntarse qué papel ocupa verdaderamente la cultura en la vida social trujillana. Una localidad que pese a dar cobijo a sedes culturales y fundaciones de diversa índole, no ve reforzada con ello la vida cultural de sus ciudadanos porque simple y llanamente la mayoría de las actividades que se programan en ella o son elitistas o cuentan con una promoción que deja mucho que desear. 

Un buen ejemplo de esto último es la Feria del Libro. No podemos afirmar que este evento de reciente creación haya supuesto todavía un éxito de participación en los tres años que se ha realizado, ni siquiera a la luz de los datos que muestran un crecimiento significativo en cuanto a la asistencia de público y a la venta de libros. Lo que da la verdadera talla de lo mucho que queda por hacer es precisamente la escasa implicación de los trujillanos –personas, empresas y colectivos- en materia de cultura, el pertinaz desconocimiento de nuestra propia historia como pueblo, los bajos índices de lectura en una población con una media de edad avanzada, la escasa oferta privada, la desmotivación del comercio local, etc... Incontestable resulta recordar que, con anterioridad al nuevo modelo de Feria del Libro que trata de paliar estas deficiencias, Trujillo sólo contaba con un triste y simbólico mercadillo de libros de segunda o tercera mano. 

No sería justo reprochar únicamente a los gestores de lo público la pertinaz desidia que hacia nuestro propio patrimonio, nuestro saber y nuestra cultura mostramos los trujillanos. Desidia reforzada, eso sí, por largas décadas de olvido, desatención y distracción de las necesidades socioculturales que Trujillo como ciudad presenta, lo cual no ayuda precisamente a contrarrestar la caída vertiginosa del número de habitantes.

Y es en este punto donde conviene distinguir entre cultura y espectáculo, entre cultura y cualquiera de las formas de ocio bajo las cuales se alude interesadamente a esta palabra. No debemos perder de vista que en la raíz semántica del término “cultura” está “cultivo”, y más exactamente el “cultivo del alma y la mente”. Es meridianamente claro que la cultura refuerza la libertad y el sentido crítico del individuo favoreciendo la creación de un modelo de sociedad más justa. Esto es exactamente lo opuesto a ese otro concepto de “cultura” basado en el entretenimiento, la escasez de valores éticos y el amodorramiento sistemático de la población a base de potenciar sus instintos más primarios. “Todo es cultura”, he oído decir muchas veces a políticos acomplejados, gestores de lo público que sólo buscan el rédito electoral y cuentan sus acciones en virtud de ese objetivo. Mal le iría a Trujillo si cayera en la tentación de secundar ese camino desatendiendo las múltiples carencias de su ciudadanía en materia cultural, y convirtiera sus sedes y espacios en microcosmos cerrados, reductos para el refinamiento estético, reservas de dudoso privilegio destinadas a una élite, a menudo foránea y siempre temporal. 

Ajena al devenir del tiempo, la palabra encontrará siempre la manera de expresar lo que queda en los márgenes de la Historia Oficial. La palabra y su silencio. 

sábado, 26 de julio de 2014

Últimos días

Como buenos y fervorosos creyentes, hemos acudido al Centro Comercial esta mañana a preguntar cómo va el asunto del fin de los tiempos. A primera vista todo nos ha parecido como de costumbre: las salas llenas, la música -bendita sea- clamando impenitente por los altavoces, los fieles comulgando, los datáfonos echando humo... Todo en armonía y de acuerdo a la Ley Suprema. Ya nos íbamos a echar unos vinos cuando, al pasar frente al centro de los Testigos de Jehová, lo hemos encontrado abandonado, completamente vacío, es decir: sin un alma. Sólo el mensaje divino tantas veces repetido por ellos seguía rezando en el escaparate: "ÚLTIMOS DÍAS". 

Ahora tenemos miedo de habernos confundido de religión justo en vísperas de la hecatombe. No sabemos dónde escondernos aunque nos consuela saber que el fin del mundo nos encontrará elegantemente vestidos y con todas nuestras deudas pagadas.


lunes, 21 de julio de 2014

El sentido común


En última instancia, cuando la inteligencia desfallece, todos apelamos al sentido común, esa especie de piloto automático que no sabemos muy bien dónde empieza ni dónde termina. El sentido común es la plaza pública de nuestra conducta social, el garaje de nuestras creencias, el túnel de nuestra sensatez adormecida. A lo que no es egoísta, interesado, intencional... lo llamamos sentido común. Así dejamos que vele por nosotros en nombre de una inteligencia repartida en los otros, en la seguridad de la costumbre, en el tácito acuerdo de que las cosas siempre pueden ser peor. Gramsci decía que el sentido común es el folklore de la filosofía. Y no le falta razón. Pocas son las personas que se atreven a pensar por sí mismas, que rehuyen el lugar común y los dictados del sentido así llamado, porque en lo "común" se encuentra la comunidad, la comuna y por tanto la exención de responsabilidades. Pensar supone siempre un esfuerzo y no digamos ya actuar de acuerdo a ideas propias, a decisiones conscientes y elaboradas. Eso requiere no ya valor sino heroísmo. Para descansarnos del esfuerzo de ser libres está el sentido común. Prueben ustedes. Desobedezcan la lógica aplastante del sentido común y tracen su camino hacia la libertad. La reconocerán porque llega siempre en soledad.

lunes, 23 de junio de 2014

Belleza o Verdad

Ha ocurrido, ocurre con frecuencia, que alguien muestre o comparta ilusionado un texto que ha encontrado por ahí y que en la mayoría de los casos expresa, con rotunda claridad y usando un estilo si no bello al menos “bonito”, incontestables sentimientos universales. El párrafo o la cita viene siempre refrendada por una firma de “reconocido prestigio”, incluso para aquellos que no saben en qué consiste el prestigio de un escritor. Probablemente en no haber escrito en su vida bobadas semejantes. El caso es que estos artefactos no identificados gravitan como asteroides por la Red incrustándose en nuestras órbitas interestelares en forma de correo electrónico, imagen interactiva o powerpoint para reenviar a los contactos. Y así, dando vueltas y más vueltas por el ciberespacio, expanden su contaminada belleza estos textos de corte existencialista y actitud bienintencionada, siempre al acecho de lectores incautos.

En el Siglo XXI la posteridad tiene estas cosas: después de muertos, los autores célebres se convierten en apócrifos y terminan afirmando simplezas, defendiendo terribles causas a las que siempre fueron ajenos. Qué culpa tendrán Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Frank Kafka, Gabriel García Márquez o Julio Cortázar de que nuestra época marchita y sin gracia prefiera distorsionar sus palabras adaptándolas a la común necedad, en lugar de favorecer el conocimiento certero y duradero de sus obras tal cuales son. 

En cierta ocasión, viéndome forzado a denunciar la falsa autoría de un texto atribuido a Pablo Neruda, la persona que me lo ofrecía, sin duda herida en su orgullo, terminó espetando: “Qué más da que no sea de Neruda, a mí lo que dice me gusta”. Al final, como vemos, todo se reduce a elegir entre belleza o verdad, dos cualidades ya definitivamente alejadas del ideal romántico alentado por el poeta John Keats cuando aseguraba que “Verdad es Belleza y Belleza es Verdad. Esto es cuanto sabéis en la Tierra. Y nada más necesitáis saber”. 

Quizá el ser humano se resista siempre a vivir sin Belleza, a explicarse a sí mismo sin esta cualidad sobrehumana que todo lo transforma, otorgando esplendor a su anodina existencia. Pero no irá muy lejos si lo hace a costa de sacrificar la Verdad, razón primera y última de toda obra o pensamiento artístico. Esa Verdad tan a menudo incómoda que no entiende de formas, de gustos, de épocas, y que sólo encontramos en sus fuentes escondidas, los libros, esos recintos sagrados en los que sobrevive con el brillo incontestable de una estrella apagada.



lunes, 16 de junio de 2014

Maquillaje

Maquillamos el cuerpo. Maquillamos la edad. Maquillamos la biografía. Maquillamos el curriculum. Maquillamos las fotografías. Maquillamos el tiempo. Maquillamos los recuerdos. Maquillamos las noticias. Maquillamos los principios. Maquillamos las ideologías. Maquillamos los intereses. Maquillamos los sentimientos. Maquillamos la verdad. Maquillamos la mentira. Maquillamos el miedo. Maquillamos la risa.

Y llega la Muerte, con su rostro descubierto. Y de inmediato nos reconoce.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Palomeando

"Paloma" o "palomo", no olvides la triste realidad: lo que tus legítimos derechos no han conseguido solo tu cuenta corriente lo hará posible.

viernes, 25 de abril de 2014

Leer para creer

Durante la sesión del Club de Lectura de Trujillo, al analizar la poesía de don Antonio Machado, leímos, entre otros, los espléndidos poemas "Del pasado efímero" y "El mañana efímero". Más allá de la España de "charanga y pandereta" que el maestro clavó con precisión en la memoria colectiva, nos conmovió el retrato que realiza de ese hombre "que no es de ayer ni es de mañana / sino de nunca; de la cepa hispana / no es el fruto maduro ni podrido / es una fruta vana / de aquella España que pasó y no ha sido". Y nos conmocionó su visionaria predicción del mañana -que es el hoy mismo- "como la náusea de un borracho ahíto / de vino malo". 

Tras la reunión del club fuimos a tomar un café al bar más cercano. Pronto éste se fue llenando de parroquianos que se acomodaban para ver su partido de fútbol, con su copita y su cigarro, con sus móviles en silencio y sus moscas de salón revoloteando atontadas. En pocos minutos todo se llenó de voces y jaleo, de barullo, de risotadas, de tórrido hedor provinciano. Entonces nos dimos cuenta: absorta frente al televisor contemplábamos esa España de la que nos habló don Antonio Machado. 

Ha pasado un siglo, quién lo iba a decir. Los más jóvenes son los que han envejecido peor.

Empresa y familia

Empresa y familia son dos de las proyecciones más sólidas del ser humano. Ambas prolongan nuestro anhelo de inmortalidad y por eso mismo, tarde o temprano, ambas terminan mal.

jueves, 24 de abril de 2014

Día del Libro

No voy a engañarte: con la lectura se trata, en definitiva, de elegir entre ser feliz o ser libre. Si buscas lo primero da igual que devores libros o chocolatinas, que consumas drogas o televisión, que acudas a recitales o hagas el pino puente bajo el agua. Si buscas lo segundo, no encontrarás mejor camino que la lectura libre y desordenada de todo cuanto tu instinto te señale. No hay final feliz en el conocimiento porque no lo hay en la vida. Si consigues liberarte de ti mismo -de lo que esperas de ti- habrás logrado mucho. Leer conduce a detectar en uno mismo la estupidez ajena. Desprenderse de ella es tarea de espíritus elevados. Y ni aun así.

sábado, 19 de abril de 2014

Diez principios universales de los que tampoco hay que fiarse.

1. "La energía ni se crea ni se destruye". Se paga. ¡Y a qué precio!
2. "Lo barato sale caro". Y lo caro doloroso.
3. "La naturaleza siempre encuentra su curso". Claro, porque repite año tras año.
4. "Lo que no mata engorda". Y lo que mata también, puntualizó el gusano.
5. "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero un poco mejor.
6. "Como arriba es abajo". Y abajo huele bastante mal.
7. "Trabajar santifica". Como dijo el obrero: "Sí, ¡los cojones!"
8. "La vida se abre camino". Y casi siempre a hostias.
9. "Se recoge lo que se siembra". Mentira: se recoge el fruto. Y casi siempre lo recoge otro.
10. "Menos es más". Pero sigue siendo una tacañería.

lunes, 14 de abril de 2014

Mímesis

Al lado de la hamaca, el saltamontes me ofrece su silenciosa compañía. Envidio en él la capacidad para fundirse con la rama, que se funde con el aire, que se funde con la nube, que se funde con el tiempo... Debo volver a la Plaza atestada de gente, al bullicio, al protocolo, a la insigne postal costumbrista. Quién fuera saltamontes, quién fuera rama, quién fuera viento...

Ateísmo popular

Detengo bruscamente mi coche ante la inesperada comitiva de jóvenes que cruza la avenida. Portan entre bromas y risas unas andas desprovistas de imagen. Mientras les miro alejarse, anoto en mi pecaminosa conciencia el siguiente mandato: no volverme jamás ateo del todo para no acabar perteneciendo a cofradía alguna.

viernes, 28 de marzo de 2014

Homenaje a Huidobro

Los cuatro tiempos verbales son tres: eterno presente.

Tres ingredientes

Todos nos esforzamos, todo el mundo se levanta cada día pero, francamente, no se me ocurre proeza mayor que la de quienes consiguen poner cada día ante los suyos un plato de comida. Se requiere esfuerzo, imaginación y amor, tres ingredientes que no caben en la lista de la compra.

Cultura de base

Dentro de la estirpe de los artistas, tan repudiada en España, hay quienes ocupan el peldaño más bajo en cuanto a consideración social y son, por lo tanto, los primeros a los que se les ha recortado las posibilidades de subsistencia. Me refiero a los actores y actrices de base: cuentacuentos, mimos, tirititeros, clowns... gente que hasta hace unos años lograba sobrevivir actuando en casas de cultura, locales de ocio, asilos, bibliotecas... En el Día Internacional del Teatro quiero reivindicar la figura de todos estos profesionales que trabajan con colectivos sociales de los que casi nadie se acuerda: ancianos, mujeres y niños de barriadas obreras, con poco o ningún acceso a la cultura "culta, seria y formal". Porque estos artistas son los encargados de acercar el teatro, el cuento, la poesía a esa gran parte de la ciudadanía que nunca va a asistir al Festival de Teatro Clásico de Mérida, ni al de Almagro, ni saben quien es El Brujo. Ellos hacen que la gente se identifique con la magia de las palabras, que compartan pensamientos e intenciones, que alberguen dudas y sospechas y que, en ocasiones, lleguen a sumar fuerzas para cambiar la realidad de las cosas. Y lo logran alimentando esa "otra" cultura, la que emana directamente del pueblo y que no es un lujo, ni un disparate, ni un cuento.

martes, 18 de marzo de 2014

viernes, 7 de marzo de 2014

Homenaje -en un día cualquiera- a la Mujer

I.

La Naturaleza imita al Arte, concluyeron satisfechos aquellos ilustres prohombres. Les corrigió una niña, que era en realidad una abuela disfrazada: al Arte no, la Naturaleza imita a la Mujer.




II.

Retrato de mujer con niño.



sábado, 15 de febrero de 2014

Lecciones de San Valentín

"Porque hay muchas maneras de decir "Te quiero", termina sentenciando el eslogan de una joyería en vísperas de San Valentìn. Sí, -replico de inmediato- y la más obscena es decirlo con oro.

domingo, 2 de febrero de 2014

El Señor de los ejércitos



Asistimos ayer a una misa funeral. El sacerdote no dejó de repetir: "El Señor de los Ejércitos es el Rey de la Gloria". Y ahí ya aluciné. Me esforcé en desentrañar semejante afirmación empleando toda mi inteligencia pero ni aún así. Y ahí sigo. No acierto a imaginar qué oculto sentido puede esconder una frase así, tan sonora como vacía, tan prepotente y ridícula. "El Señor de los Ejércitos es el Rey de la Gloria", repetían los fieles, un breve reguero de cabezas agachadas. Debe ser parte de la anestesia mental, algo así como un mantra tibetano tantas veces repetido que los sonidos vuelan ya dispersos, desprovistos de todo significado cual arcángeles desobedientes. Sólo quedan las palabras, proferidas una y otra vez entre amenaza y lamento: señor, ejércitos, rey, gloria...  Y ahí tenemos a las legiones celestiales, al dios que las ordena y dirige, el rey de Israel en todo su esplendor marcial, que por algo es amo y señor. Todo ello aderezado con la poderosa imaginería católica: música de órgano, santos mutilados, reliquias, exvotos... y frío, mucho frío por todas partes. A diferencia del Vaticano, las sucursales del Cielo en la Tierra no deben, ya se sabe, resultar confortables. Poco importa que en este gélido valle de lágrimas la palabra santa se acompañe del rumor indecente de monedas cayendo al cepillo, ni que la misa haya costado a la familia 10 euros por la honrosa mención del difunto. Que una parte de nuestra sociedad se encomiende a semejantes prebendas resulta cuando menos delirante. Lo preocupante es que el resto carguemos con sus excesos y paranoias. 



sábado, 25 de enero de 2014

Horizonte aparente

Primero fue el infierno, Wojtila lo apagó de un plumazo: "el infierno es simbólico" dijo, y se olvidó del sufrimiento nada simbólico de millones de personas a lo largo de los siglos; más tarde nos quitaron el limbo, con su olor a lejía y a cabello de ángel, a estación de paso mal ventilada y a letrinas escolares. Ahora el bueno de Awking nos revela que los agujeros negros (los galácticos, se entiende) tampoco existen. Ya lo veo venir: algún desalmado nos largará cualquier día que la Navidad no coincide con el nacimiento del Mesías, que el amor es tan sólo una reacción química o que los Reyes Magos son en realidad los padres. Chusma. No saben mantener la boca cerrada.